Empoderamiento

¿Cuánto nos importa el «qué dirán»?, ¿somos conscientes de cómo nos limita dar demasiada importancia a la opinión de los demás?.

Hagamos el ejercicio de repasar nuestra vida, ¿cuántas veces no hicimos lo que deseábamos porque no estaba dentro del «deber ser» de la sociedad o dentro de lo que los demás esperaban de nosotros?. Lamentablemente estas experiencias solo nos dejan una sensación de insatisfacción y frustración.

Empoderarse es aceptarse y asumir con coraje (valentía, vivir desde el corazón)  la vida. Estamos llenos de motivos, justificaciones, autosaboteos mentales y emocionales que nos impiden SER, vivir desde el ser, huimos de nosotros mismos, no nos conocemos y lo que creemos ser no lo aceptamos, nos falta tanto amor propio que necesitamos la constante aprobación de los demás  para reafirmarnos.

En los últimos meses he escuchado varias historias de infidelidad. Sí, todos somos susceptibles de caer en ese juego y esa susceptibilidad la brinda en mi opinión el hecho de no ser fieles a nosotros mismos, tenemos tantos vacíos emocionales que deberían ser llenados desde adentro, desde nuestra luz interior e infortunadamente buscamos afuera. Si nuestra relación actual entró en la monotonía en lugar de recuperar la relación buscamos a externos para que nos «endulcen el oído (y más!).  Alguien que me diga cosas «bonitas» para levantarme el ánimo y alimentar mi ego. Camino equivocado de validarnos.

Erróneamente creemos que la mejor manera de saber quién soy, es a través de los juicios y comentarios de otros, asumo esas etiquetas como ciertas, me «creo el cuento» y cuando las circunstancias de la vida me demuestran lo contrario y derrumban la careta que adopté como propia, pues no queda mas que depresión, crisis de identidad y un nuevo vacío.

¿Qué hacer? liberarnos, soltar, desapegarnos de las situaciones, juicios, esquemas, opiniones de otros; crear mi propia realidad, enfrentar, aceptar el hoy, lo que siento y pienso. Independizarme de «ser» para los demás, asumirme y actuar como el guerrero, el líder y responsable de mi propio destino, empoderarme.

Eventualmente hago el ejercicio de aleatoriamente leer un mensaje o historia en la web de Osho, hace unos días venia pensando en posibles temas para escribir en mi web, hoy recibí la señal, creo que ésta historia es otra mirada del tema.

Desapego
Hakuin y el niño pequeño

Siente continuamente algo dentro de ti que es igual, pase lo que pase en la periferia. Cuando alguien te insulte, céntrate en el punto donde sólo le escuchas, sin hacer nada, sin reaccionar, simplemente escucha. Te está insultando. Y después alguien te alaba; simplemente escucha. Insulto-alabanza, honor-deshonor, simplemente escucha. Tu periferia se alterará. Obsérvalo, no trates de cambiarlo. Míralo; permanece profundamente centrado, mirando desde allí. Así lograrás un desapego que no es forzado, un desapego espontáneo, natural. Y una vez que percibas ese desapego espontáneo, nada podrá alterarte.

En el pueblo donde vivía el gran maestro zen Hakuin, una muchacha se quedó embarazada. Su padre le presionó para que declarara quién era su amante y, al final, para huir del castigo, ella dijo que era Hakuin. El padre no dijo nada más, pero cuando llegó el momento y el niño nació, se lo llevó inmediatamente a Hakuin y lo tiró al suelo ante él. —Parece que se trata de tu hijo —dijo, y se puso a insultarle por aquel asunto tan desgraciado.

—Ah, ¿es así? —respondió Hakuin. Tomó al retoño en sus brazos. A partir de entonces, donde quiera que iba llevaba al niño consigo, envuelto en la manga de su túnica. Durante los días lluviosos y las noches tormentosas salía a mendigar leche por las casas vecinas. Muchos de sus discípulos, considerándolo caído, le daba la espalda y se iban. Y Hakuin no decía palabra.

Entre tanto, la madre se dio cuenta de que no podía soportar la agonía de estar separada de su hijo. Confesó el nombre del verdadero padre y su propio padre corrió a postrarse a los pies de Hakuin, implorándole una y otra vez que le perdonara. Hakuin sólo dijo: —Ah, ¿es así? —y le devolvió al niño.

Para el hombre ordinario lo que dicen los demás importa demasiado porque no tiene nada propio. Lo que piensa que es, sólo es una colección de opiniones de otros. Alguien le ha dicho: «Eres precioso», otra persona le ha dicho: «Eres inteligente», y ha ido coleccionando todas esas frases. Por lo tanto siempre tiene miedo: no debe comportarse de tal manera que pierda su reputación, su respetabilidad. Siempre tiene miedo de la opinión pública, de lo que dicen los demás, porque lo único que sabe de sí mismo es lo que le dicen los demás. Si lo retiran, le dejan desnudo. Entonces ya no sabe quién es, si es feo o guapo, inteligente o tonto. No tiene ni una vaga idea de su propio ser; depende de los demás.

Pero el hombre que está en meditación no necesita las opiniones de los demás. Se conoce a sí mismo, por eso no importa lo que digan. Aunque todo el mundo diga algo que va en contra de su experiencia, simplemente se reirá. Esa puede ser, como mucho, la única respuesta. Pero no va a dar ningún paso para cambiar la opinión de la gente. ¿Quiénes son ellos? Ni siquiera se conocen a sí mismos y están tratando de ponerle etiquetas. Rechazará las etiquetas. Simplemente dirá: «Soy lo que soy, y así es como voy a ser».

Acerca de coachingconproposito

Economista con experiencia profesional y formación académica en Marketing y Coaching. 24 años ejerciendo como Directora General, de Marketing y Promoción del Talento Digital. Ha liderado con éxito el diseño, articulación y ejecución de proyectos de diversas envergaduras. En los últimos 7 años se ha especializado en el desarrollo de estrategias para el cierre de la brecha de talento digital en la industria tecnológica. Como coach ha acompañado a más de 3.000 jóvenes en sus procesos de inmersión profesional, orientación vocacional y búsqueda del propósito de vida. Orientada al resultado y atraída por el aprendizaje continuo.
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2 respuestas a Empoderamiento

  1. Claudia Hernandez dijo:

    Asi es EMPODERARNOS de nuestra vida y defenderla con toda nuestra pasión, es el camino real de la felicidad!!!

  2. Así es mi querida Claudia 🙂 gracias por tu comentario.

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