La asertividad se orienta hacia la comunicación efectiva y afectiva, y se relaciona con la capacidad de generar sentimientos agradables y la práctica de valores tan esenciales para la convivencia como la empatía, la honestidad, la libertad, responsabilidad y respeto.
Procede del latín asserere, assertum que significa afirmar, por lo tanto es la afirmación de la propia personalidad.
Está claro que es una habilidad que hay que desarrollar por lo tanto se necesita confianza, discernimiento (en la interpretación de los hechos), paciencia y mucho entrenamiento.
Un procedimiento asertivo puede ser:
- Detectar la conducta que me molesta.
- Aceptar los sentimientos que experimento.
- Aclarar mis preferencias (facilita lo que deseo comunicar).
- Expresarme asertivamente, es decir, respetando la integridad del otro y haciendo conexión empática con el. La puesta en práctica de la asertividad debe estar acompañada de autenticidad, es un acto de honestidad en el que cuenta lo que se dice y cómo se dice.
Un ejemplo de asertividad se da cuando pedimos disculpas, estas deben ser breves, escuetas y directas, ceñirse al hecho concreto y no entrar en justificaciones.
Aplicar la prueba de los tres filtros de Sócrates es un ejercicio práctico de asertividad:
Cuentan que un día se le acercó un conocido y le dijo:
– Maestro, ¿sabes lo que escuché acerca de tu amigo?
– Espera un minuto -le contuvo Sócrates-. Antes de decirme nada, quisiera aplicar la prueba de los tres filtros a lo que vas a decirme. El primer filtro es el de la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
– No, realmente sólo escuché que…
– Está bien. Entonces realmente no sabes si es cierto o no. Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?
– No, por el contrario…
– Así pues, es algo malo y no estás seguro de que sea cierto… Nos queda aún el tercer filtro, el de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?
– No, la verdad es que no.
– Entonces, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, ni útil, ¿para qué querría saberlo?
Reflexión: ¿cuántas veces en el día ponemos nuestra atención y malgastamos el tiempo en hablar mal o especular acerca de la vida de los demás?. Otro sería el mundo que habitamos si nuestra energía la concentráramos en construir lazos de amor y respeto hacia todas las personas que nos rodean independientemente de su estrato social, genero, edad, raza, religión o cualquier otra etiqueta que nos encanta usar para discriminar al otro.
Basado en el libro de Eva Bach y Anna Fores, La asertividad para gente extraordinaria. Plataforma Editorial. Barcelona 2008.
Muy bueno!…Hoy voy a estar muy pendiente de ponerlo en práctica.
Gracias.
Gracias por este artículo. Me ha gustado mucho el enfoque que le das a lo que es la asertividad, entiendo que no es un «yo, yo, y yo» (como a veces se ha hecho entender) sino un afirmarse uno mismo teniendo en cuenta al otro.
Muy buena, muy ilustrativa la historia de Sócrates, cuántas veces no tendríamos que parar a nuestro interlocutor y aplicar la prueba de los tres filtros, qué sabio y qué difícil ponerlo a la práctica. Por eso, lo que ya dices tú en el titulo, ¡A entrenarse!