Hace 100 años empezó la Primera Guerra Mundial, 100 años!. Uno esperaría que después del horror de esa guerra no se hubiera dado una segunda, pero no!, tan solo 21 años después se comete el genocidio mas grande de la historia contemporánea,
millones de judíos son asesinados por un odio absurdo a su comunidad. Hoy, en pleno 2014, el sionismo, movimiento político extremo, repite la historia con el pueblo palestino. Su justificación, es la amenaza terrorista del grupo de resistencia islámico, Hamás. Cada uno alimenta su odio por el otro, en el medio, una generación crece aferrada al miedo, lo que garantiza el círculo vicioso, la continuidad de la guerra.
¿Qué nos pasa como humanidad?. No hemos aprendido nada de la guerra o mas bien no hemos querido desaprender. Mandela decía “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión. La gente aprende a odiar, y si pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega más naturalmente al corazón humano que su contrario”.
Así que la reflexión es, (en consciencia plena respondamos cada pregunta):
- ¿qué estamos alimentando en nuestras vidas, el amor o el odio?
- ¿a qué emoción le doy mas fuerza?
- ¿al miedo antes que la esperanza?
- ¿está primero el rencor sobre el perdón y el olvido?
- ¿cuál pensamiento domina mi mente?
- ¿dónde está el respeto por el otro?
Mandela, ese maravilloso ser consciente y superior espiritualmente, dijo “Para ser libre no basta solo con liberarse de las propias cadenas, sino vivir de una forma que respete y fomente la libertad de los demás”. Cómo cuesta aceptar las diferencias, abandonar esa estratificación automática de nuestra cabeza cuando vemos al otro, eso que nos hace sentirnos superiores por razones económicas, religiosas, por el color de la piel o el género. Es el momento de entender que el dolor del otro hace parte de mi también, que cuando alimento el odio, estoy irremediablemente odiándome a mi mismo.
Celebremos la vida, que el amor habite en cada palabra, pensamiento y acción. Que el aporte de nuestra presencia en este mundo sea la paz. Oremos por Palestina, Israel, Colombia, Ucrania, Siria, Irak y cada zona en conflicto, como humanidad tenemos que dar un salto de consciencia, todos somos responsables y a todos nos corresponde sanar y perdonar. En twitter y facebook pueden seguir la campaña #JewsAndArabsRefuseToBeEnemies
Cada noche antes de dormir repito varias veces uno de mis mantras favoritos que me hace consciente de que estoy unida a cada habitante del planeta es: “Que el eterno sol te ilumine, y el amor te rodee y la luz pura interior guíe tu camino”. Un gesto simple, pero poderoso.
Precioso e inspirador artículo Liliana.
Muchas gracias
Maica (Barcelona)
Maica, hola! gracias a ti por tus palabras. Abrazo eterno!
Liliana, es hora de lanzar un libro!!!!! muy bien…
Gracias..
Fra, sera?. Lo tengo en la mente hace mucho tiempo. Un abrazo!